Descripción
Nació el 19 de noviembre de 1922 en San Petersburgo
Murió el 30 de marzo de 1999 en Rusia.
Hace varias décadas existió un ucraniano que se convirtió en un héroe de la cultura de nuestro país. Se trata de Yuri Knorozov, que descifró el código maya y lo hizo sin haber estado en México.
Muchas personas, desde hace varios siglos habían intentado encontrar una forma de descifrar este lenguaje y así incrementar los estudios de esta civilización y resolver muchas preguntas que existían. Pero fue Yuri Knorozov, un amante de los gatos y gran estudioso que llegó al mundo maya por casualidad.
«En mi corazón siempre seré mexicano”, dijo el ucraniano al hablar sobre esta bella relación que tuvo con nuestro pueblo.
Yuri dejó su vida para participar en la Segunda Guerra Mundial. Se enlistó como soldado y luchó contra los alemanes, entrando a Berlín de la mano del Ejército Rojo. Fue en Berlín en donde encontró cajas llenas de libros, en una biblioteca que era evacuada. Se llevó un par y quedó enamorado con lo que vio.
Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial, volvió a Ucrania. En ese momento comenzó a estudiar etnografía y lingüística en la Universidad de Moscú. Quería conocer diferentes culturas como la egipcia, la china y también la maya. El lenguaje y los códigos le llamaron la atención y aseguraba que «Cualquier sistema o código elaborado por un ser humano puede ser descifrado por cualquier otro ser humano”.
Aprendió español, se enteró de todo lo que pudo sobre México y aprendió en cuántos libros pudo. Hay que recordar que el contexto de la Guerra Fría lo mantuvo encerrado en su natal Unión Soviética y era imposible que viniera a nuestro país.
La investigación la realizó dentro de cuatro paredes y sin conocer ninguna escultura maya, pero tuvo éxito porque descubrió el código fonético de la escritura jeroglífica maya.
Yuri llegó a la conclusión de que el “alfabeto jeroglífico” contenido en la obra de fray Diego de Landa era, sin más, un silabario y lanzó su tesis en la revista Etnografía soviética en 1952 —tan sólo siete años después de regresar de la guerra—. Su estudio, sin embargo, no fue bien recibido, incluso fue atacado severamente; el ambiente de la Guerra Fría propició que los mayistas occidentales —particularmente Thompson— rechazaran el trabajo de un “comunista”, y más aún si no había hecho investigación de campo en México. El descubrimiento de Knórozov fue aceptado mundialmente hasta la década de 1970; su interpretación del alfabeto de fray Diego de Landa ha sido equiparada al descubrimiento de la piedra Rosetta que facilitó la clave para descifrar los jeroglifos egipcios. Sin embargo, fue ocultada por largas décadas de los ojos del mundo.
Logró salir de la Unión Soviética hasta 1991, cuando el régimen comunista se desintegraba. Viajó a Guatemala y en 1995 visitó las tierras mexicanas. El 31 de marzo de 1999, Yuri Knórozov falleció en su amado San Petersburgo. Finalmente cerró el círculo de la historia que lo entrelazó con México desde abril de 1945, cuando el rescate de dos modestos libros marcó el destino de su biografía.
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