Rafael Landerreche Gómez-Morín “EL AMIGO DE LOS POBRES”

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Descripción

Combatiente con el arma noble de la resistencia pacífica a ejemplo de Gandhi, para derribar muros de injusticia y discriminación tan propios del neoliberalismo -que representa el apetito insaciable, bestial de dinero a costa de todo. Construyó monumentos de esperanza y fraternidad en la Chiapas indígena. Un alma grande de solidaridad sin límite, ejemplo de autenticidad humana en tiempos de penuria, de aridez moral. Supo peregrinar con sabiduría en los senderos del mundo.

Formado por jesuítas, sociólogo por vocación (se graduó en la UNAM con una tesis sobre las relaciones entre la ciencia social y la ética), historiador por afición y todólogo por necesidad, fue, hasta el final de su vida, una figura clave en la reinvención, difusión y práctica de la resistencia civil pacífica en México y en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.

Distinguía entre la resistencia activa y la pasiva. Según él, la resistencia pasiva es aquella en la que nada más se realiza el acto de aguantar, de soportar. No transforma nada y termina provocando violencia. En cambio, la activa, nacida de la dignidad, es una no-violencia que transforma las estructuras y las situaciones de injusticia. Es invencible.

 

A su manera, fue un gandhiano radical. El pensamiento del dirigente de la independencia de India constituyó, con mucho, una de sus principales guías para su actividad política. Los planteamientos de Gandhi –escribió en diciembre de 2002– resultan mucho más afines a las aspiraciones y luchas del pueblo latinoamericano de lo que han sido las de Marx. Más aún –añadió–: asumir los planteamientos de Gandhi implica una postura de crítica al capitalismo, no menos sino más radical que la surgida del marxismo, pues aquél llega a la raíz misma, a los mitos ocultos del mundo moderno que Marx no pudo denunciar porque de hecho también los compartió.

Participó activamente en las jornadas contra el fraude electoral de 1986 en Chihuahua y junto a Manuel Clouthier se movilizó por el respeto a la voluntad popular en los comicios de 1988. A partir de ese momento marcó su raya con Acción Nacional.

Acteal le dolía hasta lo más profundo del alma. Como señalan sus compañeros enseñó el significado de la entrega total y el acompañamiento a los pueblos. No es exageración: fue clave en el desarrollo y fomento de una cultura de la resistencia activa pacífica en los movimientos populares en México. Su modestia, sencillez y discreción, su decisión de caminar con los de abajo, hacen difícil calibrar con justeza el tamaño y alcance de su aportación. Aunque sea tarde, es hora de reconocérselo.

Dijo que su última decisión fue que sus restos quedaran en Acteal, municipio de Chenalhó, ese lugar sagrado, la casa de la memoria y la esperanza, pues pidió permiso, Las Abejas lo consultaron y la respuesta fue que sí.

Será enterrado ahí, en la capilla llamada de la Virgen de la masacre, debajo de un árbol que sembró don Samuel.

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