La Pintura Mural Prehispánica Un mundo de historias y Colores

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Descripción

Guerreros en combate con maravillosa indumentaria, algunos lucen pieles de jaguares otros llevan exóticas plumas; hay sangre, muerte y vencedores en esta historia plasmada en una superficie de 22 metros.

Los colores  son parte de la narración; destaca el fondo azul maya, un peculiar pigmento que usaban los artistas del México prehispánico, una mezcla entre el turquesa y el verde jade.

Hoy, contemplamos atónitos y maravillados esta pintura mural prehispánica llamada La Batalla. Se encuentra en Cacaxtla. Los visitantes aún podemos admirar sus colores y complejidad, pero debido a su cercanía directa con el ambiente, la obra ha perdido irreversiblemente algunos de sus detalles y parte de la fuerza de sus colores.

Años atrás, la pintura de los antiguos mexicanos solía ser eclipsada por la arquitectura y vestigios de las zonas arqueológicas, además, solía ser olvidada por los investigadores. Pero en 1990, la doctora  Beatriz Ramírez de la Fuente, investigadora emérita del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, formó el proyecto La pintura mural prehispánica en México

Desde sus orígenes, este proyecto tuvo como objetivos estudiar y comprender a la pintura mural, preservar su memoria histórica además de hacer conciencia de su valor. 

Este proyecto es una herramienta para entender a estas civilizaciones antiguas desde disciplinas tan diversas como la historia del arte, la biología, la astronomía, la epigrafía, el dibujo y la fotografía.

A lo largo de los años ha ido creciendo hasta convertirse en una fuente de información especializada en pintura mural prehispánica, que incluye un archivo fotográfico, estudios multidisciplinarios y  publicaciones con el fin de acercar y orientar a especialistas y público en general  a estas obras.

Los murales de la Gran Pirámide fueron descubiertos en 1969 pero permanecieron ocultos hasta el año de 2014

Se trata de los murales Los Bebedores y Barras de Estrellas, los cuales están bajo el resguardo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

En el caso de Los Bebedores, se trata de un mural de 60 metros de longitud y una altura promedio de 2.50 metros, en el que están representados 164 personajes que participan de una celebración en la que beben pulque.

En colores aún vivos emergen personajes delineados con gran destreza, todos ellos con vasijas de las que se desbordan líquidos, penachos y taparrabos, sentados o en cuclillas, alguno inclusive defecando, además de seres con máscaras zoomorfas.

Todos los personajes se encuentran en estado de embriaguez, de acuerdo a los relatos de los guías que muestran esta obra en el interior de la Gran Pirámide, donde se encuentra el mural.

El mural tiene una antigüedad de mil 800 años y se ubica en un nivel inferior de la Plaza de los Altares.

Alrededor del año 200 antes de Cristo, era la fachada de uno de los edificios de la ciudad, así que estaba a plena vista. 

Siglo y medio después, estas escenas fueron cubiertas con una etapa constructiva a la que se decoró con diseños más geométricos, tal es el caso de Barras y estrellas, otro de los murales que pueden apreciarse.

Según el INAH, la difusión de los murales mediante visitas controladas es parte fundamental de la labor de la coordinación a su cargo. 

Al haber sido elaborados sobre aplanados de tierra son sensibles a variaciones de humedad y temperatura.

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