Descripción
Esa es la historia de éxito de un pequeño local de antojitos mexicanos que se ha convertido en una de las opciones favoritas de miles de mexicanos, pues incluso uno tiene que esperar turno para entrar a una de sus numerosas sucursales, no importa el día que sea o la hora. Aún así, el ambiente cálido y familiar que seguramente fueron los cimientos de este restaurante sigue presente en todas las sucursales que yo he visitado. Esto se ve incluso en el nombre del lugar, pues, a fin de cuentas, fue sugerido por uno de los clientes. En Casa de Toño la opinión del cliente es de suma importancia.
Si ha visitado uno de estos establecimientos, podrá notar que adopta la identidad del rumbo en el que está ubicado. Por ejemplo, la sucursal de Santa María la Ribera tiene un pintoresco aspecto más tradicional, pues se encuentra en una ex vecindad de esta colonia. Por otra parte, las sucursales de Reforma y Zona Rosa, optan por un estilo más urbano que, si bien posee varios elementos característicos de nuestra cultura mexicana, también adapta conceptos más modernos y actuales en su decoración. Una representación bastante apegada a lo que nuestra cultura se ha tornado actualmente.
Si eres de la Ciudad de México o del Estado de México, seguramente ya te has detenido a comer en el famoso restaurante de comida mexicana, La Casa de Toño. Sin embargo, este artículo está dirigido a las personas que aún no se han decidido a darle una oportunidad a este restaurante, relativamente nuevo. Incluso, si son de otro estado de la República Mexicana y se encuentran próximos a visitar la capital, y buscan un buen lugar dónde degustar deliciosos platillos típicos de la comida mexicana, esta puede ser la opción perfecta para ti. ¿Aún crees que se trata de una franquicia de comida rápida del estilo norteamericano? Déjame platicarte un poco más acerca de ella.
La Casa de Toño es un caso (como existen muchos) del “sueño mexicano”, como me gusta llamarle. La historia de un mexicano llamado Toño que para subsistir y traer algo de dinero a su casa, se encargó de vender una serie de platillos mexicanos preparados por su madre, en el zaguán de su humilde casa en la Colonia Clavería, en la Ciudad de México. El negocio se hizo tan popular entre los clientes gracias a la recomendación “boca en boca” que Toño decidió renunciar a la carrera de Derecho que estaba estudiando en ese entonces, y dedicarse de lleno a su restaurante de antojitos mexicanos. Ahora teniendo un pequeño local a un par de cuadras de su casa, era conocido como “Las dos poblanas”, en honor a su madre y abuela quienes preparaban los alimentos que se servían en el negocio. Posteriormente, un cliente sugirió cambiarle el nombre a “La Casa de Toño”.