Descripción
Nació en la Ciudad de México en 1951
Es uno de los más destacados pianistas de su generación. Inició sus estudios musicales a los tres años de edad con su madre, la pianista Luz María Puente. A los trece años ganó el concurso Juventudes Musicales organizado en México y en 1963 ingresó al Conservatorio Nacional, donde obtuvo su título en 1967. Tras tomar un curso de perfeccionamiento con el pianista francés Bernard Flavigny, obtuvo una beca para estudiar en el Conservatorio de París. Entre 1970 y 1972 fue alumno en el Conservatorio de Moscú, y en 1978 marchó a Italia para perfeccionar su interpretación de Beethoven con Wilhelm Kempff. Además de los mencionados, entre sus maestros se encuentran Jörg Demus, Monique Haas y Nadia Reisenberg.
Jorge Federico Osorio ha actuado con muchas de las orquestas más importantes del mundo, incluyendo, entre otras, las orquestas Sinfónica de Chicago, Dallas, Detroit, Pittsburgh y Seattle, además de la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, la Filarmónica de Israel, la Filarmónica de Moscú, la Orquesta Nacional de Francia, la Philharmonia Orchestra, la Royal Philarmonic Orchestra y la Orquesta Filarmónica de Varsovia. Sus giras lo han llevado a Europa, Asia, Norte, Centro y Sudamérica, donde ha colaborado con varios de los más destacados directores de hoy.
A lo largo de su carrera, ha recibido varios premios nacionales e internacionales. En octubre del 2012, recibió la Medalla Bellas Artes al Mérito Artístico por parte del Instituto Nacional de Bellas Artes de México. En el 2015 celebró 50 años de carrera artística y recibió el título Doctor Honoris Causa en Bellas Artes por parte de la Universidad Veracruzana. Aparte de su faceta como intérprete, ha sido director artístico del Festival Brahms en México, además de profesor en el Roosevelt University Chicago College of Performing Arts.
Su repertorio pianístico incluye obras de compositores mexicanos e internacionales, y abarca desde el Barroco hasta la música contemporánea. Cuenta con numerosas y excelentes grabaciones de obras de los más diversos compositores.
Los críticos lo han calificado de pianista elegante y brillante, y Osorio dice que aunque es algo que lo halaga, “a la hora de la hora, para preparar un recital y para salir al escenario, nada de eso cuenta”. “para mí siempre es una gran emoción salir, encontrar ahí el piano y ver qué voy a hacer”. Cree que para él no hay una sensación de desnudez, pero sí de vulnerabilidad, y esos instantes que conllevan cierta espontaneidad y de frente al público, devienen “en los momentos más emotivos”.
Para montar las obras, Osorio dice que además de escucharse, hay que estar consciente de que “para buscar un sonido propio, éste no lo da el piano, sino la concepción que yo tengo del sonido que quiero”. Por eso, muchos de esos conceptos musicales “los logro fuera del instrumento. Meditándolos, imaginándolos”.