Germán Madrazo Baca Esquiador

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Descripción

Nació el 15 de Septiembre de 1974

Los Juegos Olímpicos de Invierno sin duda no son un evento que tenga una relevancia muy grande en México. El principal motivo es que contamos con muy pocos representantes ya que las condiciones climáticas de nuestro país no se prestan para este tipo de actividades.

Su historia es muy peculiar y logró darle la vuelta al mundo, aprendió a esquiar hace poco más de un año y que participó en la prueba de 15 km de esquí a fondo. Sin esperar que estaba ante un momento único.

Terminó la competencia en el lugar 116 de 118 esquiadores, de los cuales dos tuvieron que abandonar el recorrido, colocándolo en el último lugar de los activos. Hasta ese punto no había nada extraño, de cierta manera era entendible. La primera vez que uso unos esquís fue en enero de 2017 y su sacrificio se veía reflejado en esos metros finales antes de cruzar la meta.

Momentos antes de llegar recibió una bandera de México, avanzando con una gran sonrisa mientras lo esperaban en la meta sus compañeros de Tonga, Colombia, Portugal y Marruecos para felicitarlo y levantarlo en hombros. El momento fue tan emocionante que inclusive Dario Cologna, ganador de la competencia se acercó a felicitar a todos, una muestra de de deportivismo.

Es clave conocer la historia de Germán para comprender todo lo que podía pasar por su cabeza, él lo definió como “uno de los momentos más gratos de mi vida”. En toda gran historia, siempre se necesita algo de inspiración y esa llegó cuando Madrazo conoció a Roberto Carcelén, el primer peruano en los Juegos Olímpicos de Invierno en Vancouver 2010 que logró llegar a la meta del esquí de fondo con dos costillas fracturadas.

Por medio de redes sociales lo contacta para sabes si lo podría ayudar, pero su respuesta fue recomendarle a su entrenador que se encontraba en Estados Unidos. Cuando llama para preguntarle si lo puede entrenar le menciona que no, pero si decidía acompañarlo en un viaje de 6 mil kilómetros lo podría enseñar a esquiar y lo cumplió.

No fue nada fácil, tuvo que vender sus bicicletas de competición, pedir préstamos para viajar a Europa, donde pudo poner en práctica todo lo que aprendió en Islandia. Hasta lograr ser el abanderado de la delegación mexicana.

Más allá de ser representante de cualquier país o quedar en la última posición, sin lugar a dudas presenciamos una historia de vida, donde cualquier reto puede ser posible con la dedicación necesaria.

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