Gabriel Vargas Bernal Historietista

Descripción

Nació en Tulancingo Hidalgo el 5  de febrero de 1915 

Murió en la ciudad de México el 25 de mayo del 2010

Ganó un concurso de dibujo internacional infantil en Osaka Japón y en 1930 recibió una beca del Gobierno de México, que no ejerció, para estudiar en París.

A la edad de 13 años comenzó a trabajar en el periódico Excélsior; a los 17 llegó a ser jefe del departamento de dibujo. En 1936 publicó en Jueves de Excélsior su primera historieta, Frank, piernas muertas. En 1937, en la misma revista, Vargas dio a conocer su primera serie humorística, Virola y Piolita. En 1938, inició en Pepín, revista diaria de historietas, la serie los Superlocos. También editará (escribirá y dibujará) la Vida de Cristo, la Vida de Pancho Villa, El caballero rojo, Poncho López, Los Superlocos y, la más significativa de sus creaciones, la Familia Burrón, Esta última ha sido objeto de estudios sociológicos, históricos y literarios.

En 1983 ganó el Premio Nacional de Periodismo y de Información (caricatura). En 1985 recibió el reconocimiento del gobierno del estado de Hidalgo, declaratoria como hijo distinguido del municipio de Tulancingo; en 1993, el diploma de honor en grado distinguido por la Legión de Honor Nacional; y en 1995, reconocimiento de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.

La obra del ilustrador continúa siendo un referente de la cultura popular en México

Cuando el dibujante hidalguense Gabriel Vargas Bernal aceptó el reto de crear una historieta que tuviera como personaje central la figura de una mujer, no imaginó que su obra más famosa, La Familia Burrón, se convertiría en símbolo de identidad de los mexicanos al mostrar, a través de sus personajes, la diversidad social, la cotidianeidad y el colorido de los barrios urbano-populares capitalinos.

Solía afirmar: “Hay que hacer reír al pueblo porque la risa es alimento del alma”.

El caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, consideró a Vargas Bernal un fenómeno cultural al construir un pequeño mundo que hizo del México urbano de su época, un microcosmos muy completo. Coincidió con el también historiador Sánchez González en que el homenaje que se le puede hacer a Vargas es leyendo sus trabajos y hacer que lo conozcan las nuevas generaciones.

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