Descripción
Hace casi un mes todos los mexicanos disfrutaron de cortar una rosca de reyes y evitar que el muñeco (que representa al Niño Dios) salga en tu porción o tienes que pagar los tamales el 2 de febrero. Ese día ha llegado y todos acuden con la familia a pagar la deuda a la que se hicieron acreedores.
Esta festividad surge a raíz de la religión católica la cual explica que este día Jesús fue presentado en el templo de Jerusalén tras permanecer ausentes 40 días (origen bíblico de lo que ahora se conoce como cuarentena) pues son encerrados en casa para que la madre se repusiera y purificara su cuerpo. Tras casi mes y medio, la recién madre y el recién nacido acudían a la iglesia con una ofrenda.
En el caso de María y Jesús, se presentaron ante el sabio Simeón un 2 de febrero. Acorde con la historia, el sabio esperaba ver antes de morir a aquella persona quien sería el Mesías y llevaría el mensaje de Dios al pueblo de Israel. Aunado a ello, al ser considerado como aquel que portaría la luz para iluminar se daría el nombre de Candelaria haciendo alusión a candelas o velas que iluminaban los caminos del pueblo.
El 2 de febrero culminan las festividades de la Navidad, José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén, para presentarlo, también se conoce como «Día de la Candelaria» y este evento se unió a la costumbre prehispánica en la que pedía a Tláloc, Chalchiuhtlicue y los Tlaloques por las buenas cosechas y lluvia abundante con ofrendas de maíz y por tanto de tamales y atoles.
Según las costumbres católicas esto tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo.
En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración, esta fiesta termina con una merienda familiar y de amigos, en la cual se sirven tamales y atole de sabores y chocolate caliente. Como dato, en México, en Tlacotalpan, en el Estado de Veracruz, tienen como patrona a la Virgen de la Candelaria.
Sin embargo, en muchos pueblos los indígenas tienen la costumbre de llevar a bendecir las mazorcas que servirán de semillas en la próxima siembra, también se bendicen las velas o candelas y se cree que esta costumbre, como tantas, se fusionó con la costumbre del «destapar al niño Jesús» en un pan, que representa toda una serie de simbolismos, como por ejemplo: las frutas confitadas, son las tentaciones de las que debemos alejarnos, el pan, el cuerpo de Jesús.
Estamos tan familiarizados con esta costumbre, que por ejemplo, en el Distrito Federal, en la Delegación Coyoacán, se celebra la «Feria del Tamal», con más de 30 variedades y expositores, no solo mexicanos, como Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Sonora, Estado de México etc., si no de otros países, como Venezuela, Nicaragua, Brasil, El Salvador, Colombia, etc. Hay tamales especiales para ofrendas, festivos, ceremoniales, tradicionales para consumo diario y vistosos, como los que se hacen en Yucatán para las bodas, que únicamente se preparan y comen en ocasión de esas ceremonias.
Igual suele haber exposiciones en el Museo Nacional de Culturas Populares, en donde se dan pláticas que versan sobre nuestra cultura del maíz, y por ende del tamal. El tamal tiene su origen en la época prehispánica, fray Bernardino de Sahagún reseñó en “Historia general de las cosas de Nueva España” que el consumo de este alimento estaba generalizado entre la gente común, y en ceremonias especiales de ayuno de nobles y sacerdotes. En aquéllos tiempos, no se le agregaba manteca al tamal, porque el cerdo, no era un animal nativo e incluso, no se freía ningún alimento porque no se tenía conocimiento de este método que se adoptó hasta la colonización y posterior fusión de la cocina prehispánica con la del Nuevo Mundo.