Descripción
La precisión la
Otorga el arte
El talento y habilidad de los artesanos, nos regala la delicia de admirar obras de arte que requieren más que complicadas herramientas. Muchas veces la clave para su creación son sus manos, sus pies y su boca. El vidrio es un material que al ser derretido se puede vaciar, enrollar, estirar, cortar y soplar para darle cualquier forma por ello una de las maravillas artesanales más elogiadas de las manos mágicas mexicanas es el vidrio soplado, un arte que no sólo aporta a la estética sino que es protagonista de la confección de objetos de uso científico; por eso se dice que ocupa un indeciso lugar entre el arte y la utilidad.
El trabajo detallado de una pieza de vidrio soplado requiere de un soplador con excelentes pulmones, agilidad manual y visión aguda, sin olvidar la infinidad de herramientas especializadas para tan elaborado trabajo.
La artesanía del vidrio soplado, va acompañada de un delicado y complejo ritual. La magia comienza en el horno, donde se licua el vidrio, en refractarios con tanque; de ahí se toma el vidrio líquido con un templador, que regula la temperatura y permite maniobrar el material, y estar listos para espectáculo.
El soplador tomara una caña especial, de metro y medio, para soplar el vidrio. Como es tan delicado el proceso, los movimientos tiene que ser muy controlados, por eso el artesano utiliza un banco de madera que tiene un soporte especial para poder girar la caña al soplar el vidrio. Soplando, girando, estirando y aplanando moldeará la pieza, tal cual la había planeado.
Como estamos hablando de un material fundido es muy peligroso su manejo, no sólo por los riesgos de las altas temperaturas, sino porque el vidrio es muy frágil y puede quebrantarse con cualquier error, por eso el artesano se apoya con tijeras de corte y tenazas.