Descripción
Nació en Motul de Carrillo Puerto, Yucatán, el 8 de noviembre de 1874
Murió en Mérida, 3 de enero de 1924
Realizó sus estudios en la escuela oficial de su localidad y en Mérida; desde niño aprendió el maya y defendió a los mayas, motivación que lo acompañó el resto de su vida. También formó parte de una banda musical como flautista.
Desempeñó diversas ocupaciones: leñador, transportista -en una carreta de mulas- y abastecedor de carnes. Fue encarcelado a los dieciocho años por exhortar al pueblo a derribar una cerca construida por los hacendados de Dzununcan para impedir el paso de los indígenas mayas. Ya libre, fue conductor del tren de pasajeros que conectaba Mérida con la hacienda de Cuacá.
Formó parte del Centro Electoral Independiente que apoyó la fallida candidatura a gobernador de Yucatán del poeta Delio Moreno Cantón, y como parte de la campaña electoral editó el periódico El Heraldo de Motul, bisemanario en que denunciaba los abusos de los hacendados henequeneros, lo que lo condujo otra vez a la cárcel y provocó la clausura de su periódico. Al salir de la prisión Delio Moreno Cantón, lo nombró corresponsal de la «Revista de Mérida».
En 1911 se unió al modernismo y volvió a apoyar la candidatura de Cantón Moreno. Pero regresó a la cárcel porque sus enemigos intentaron matarlo por medio de Néstor Arjonilla, quien lo retó y amenazó con una pistola, pero Carrillo disparó en defensa propia y fue recluido en la penitenciaría Juárez de Mérida, en donde se dedicó a traducir al maya la Constitución de 1857 a fin de que los indígenas conocieran sus derechos.
En marzo de 1913 fue puesto en libertad cuando Venustiano Carranza se levantó en armas y se fue al sur del país a unirse al zapatismo. Al año siguiente Zapata le otorgó el grado de coronel de caballería y en 1915 formó parte de la tercera Comisión Agraria del distrito de Cuautla.
Se convirtió al socialismo y promovió la fundación de la Unión Obrera de Ferrocarriles y el Partido Socialista Obrero de Yucatán en marzo de 1917. Organizó a los indígenas productores de chicle de la zona maya de Quintana Roo, para eliminar la explotación de los intermediarios y exigir mejores precios a las compañías extranjeras. Asimismo, fue elegido diputado local y luego federal, ocupó el cargo de gobernador interino al mismo tiempo que presidió la Comisión Reguladora del Henequén. Un año más tarde, perseguido por las autoridades carrancistas, huyó a Zacatecas.
En 1920, se unió al Plan de Agua Prieta, apoyó al general Álvaro Obregón para la presidencia de la República e hizo un llamado desde la Ciudad de México, gracias al cual el Partido Socialista Obrero de Yucatán se reorganizó y cambió su nombre a Partido Socialista del Sureste. Dos años después, fue nominado por ese Partido como candidato a la gubernatura de Yucatán, ganó la elección en noviembre de 1921 para el periodo 1922-1926 y tomó posesión el 1º de febrero de 1922. Su primer discurso como gobernador fue en lengua maya; prometió cumplir y hacer cumplir la Constitución federal, la local y las resoluciones adoptadas en los Congresos Obreros de Motul e Izamal.
Durante su gestión, que duró veinte meses, Carrillo Puerto y su partido realizaron una intensa actividad en beneficio de sectores desposeídos a quienes repartió las llamadas tarjetas rojas que significaban la pertenencia al partido: declaró de interés público la industria henequenera, redujo la producción de la misma, organizó la Comisión Exportadora de Yucatán e impulsó la Liga de Medianos y Pequeños Productores de Henequén; reactivó el reparto de tierras, fundó la Comisión Local Agraria y socializó la producción de los ejidos.
En lo político, otorgó todos los derechos políticos a la mujer, para votar y ser votadas. Rosa Torres y Genoveva Pérez fueron las primeras mujeres en la historia de México que ocuparon puestos de elección popular. También estableció la revocación de los funcionarios de elección popular, cuando fuera solicitada por el mismo pueblo.
Promulgó leyes de Previsión Social, del Trabajo, del Inquilinato, del Divorcio, de Expropiación por causa de utilidad pública. Creó ligas feministas, combatió el alcoholismo y el fanatismo religioso; estableció servicios médicos y jurídicos gratuitos, celebró torneos pedagógicos; fijó un impuesto al culto católico; estableció los bautizos socialistas y las bodas comunitarias, así como la promoción del control natal; fijó el salario mínimo en la ciudad de Mérida creando cooperativas de producción y consumo; e inició programas de socialización de la riqueza pública.
Instauró la llamada educación racionalista y conforme al proyecto de crear tres universidades nacionales: la del Norte, con sede en Monterrey; la del Poniente, en Guadalajara, y la del Sureste en Mérida, estableció la Universidad Nacional del Sureste, hoy conocida como la Universidad Autónoma de Yucatán. Fundó la Escuela Vocacional de Artes y Oficios así como la Academia de la Lengua Maya; apoyó la exploración de las ruinas mayas; instituyó los lunes culturales y tradujo al maya la Constitución de 1917.
Instituyó el tipo de gobierno más moderno, el sistema económico y los métodos educativos más avanzados que hasta entonces se conocían en México. Organizó y mantuvo la primera clínica de control natal en todo el Nuevo Mundo (bajo el auspicio del Estado); fundó una universidad en la que prevalecía la filosofía humanista; construyó pueblos prototipo con caminos para hacer que los campesinos pudieran trasladar fácilmente sus productos al mercado. Además, su programa fue de gran importancia porque era de carácter internacional. Pretendía, por medio de un atajo educativo, elevar a los millones de la tierra a un punto en el que pudieran competir con una civilización compleja. Para empezar descartó la educación victoriana y planeó enseñarle a esos millones a los que llamaba inarticulados –gente sin periódicos ni radios- lo esencial de la vida moderna: higiene, ciencia básica, etc., para darles la oportunidad de vivir una vida plena y productiva”.
Con la muerte de Felipe Carrillo Puerto comenzará su leyenda, le llamarán el “Apóstol de la Raza de Bronce”, “El Cristo Rojo de los Indios Mayas”, “El Dragón Rojo de los Ojos de Jade”, “El Apóstol del socialismo en Yucatán”, “el Abraham Lincoln del Mayab”. La derecha yucateca tratará inútilmente de borrar su nombre de la historia yucateca y aun hoy, en el aniversario de su natalicio se ponen a discusión sus obras. Pero su recuerdo, así como la canción Peregrina, sigue adelante…
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