CARLOS SEPTIEN GARCIA Periodista

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Descripción

Nació el 15 de enero de 1915  en Querétaro

Murió el 19 de octubre de 1953 en Nuevo León.

Murió trágicamente contra la sierra de Picacho en Nuevo León por el descuido criminal del piloto que manejaba el petrolero XC-PMX en la mañana de octubre 19 de 1953, para aterrizar en las orillas de la presa Falcón que inauguraba ese día el presidente Ruiz Cortínez: «No hay periodismo neutro sino periodismo objetivo… La misma índole del material que el periodismo maneja lleva en sí la exigencia del juicio… Pero decir fin y juicio es decir valorización moral conforme a una medida de principios…La técnica periodística, que no se conforma sino con el descubrimiento y la programación de la verdad en el hecho humano presente que se le ha encomendado, y con ese acontecer a las luces del bien…»(v. ps. 22 y 23 Carlos Septién García-Remembranza por JEOG, Ed. Monterrey, NL, 1957 al cuidado de Gabriel Zaid).

El llamado secreto profesional de los periodistas es un infundio infamante que pretende convertir al reportero en un sacerdote católico de la confesión que guarda en su pecho cuanto oye y también cuanto inventa, incluyéndose en ello la mentira, la calumnia, la destrucción injusta y escondida de la honra ajena, sin que autoridad alguna pueda romper el cerco de la difamación y del engaño.

Recordando su legado ¡qué confortante y hasta cierto punto inevitable en este medio con frecuencia inmundo y corruptor, se viene al recuerdo el pensamiento de aquel extraordinario periodista! ¡Qué voz valiente y certera, que definiría su periodismo como «no es ni tarjeta para ingresar a la feria de los aprovechados, ni voz acompañante de las simulaciones, ni escalón de influencias, ni enriquecimientos, ni perfumado vehículo del morbo o la sensación barata. Es simple y llanamente un instrumento limpio puesto en las manos del México auténtico. Es una técnica de decir la verdad»! En la distancia infranqueable de los años idos, ¡qué compleja y simple, simultáneamente, se nos representa aquélla su asociación de fe católica, de razón y de trabajo! Carlos Septién García era una conciencia franca y luminosa de rectitud, de dominio y de arrojo. El espíritu y la voluntad se juntaban en una personalidad que había arrojado por la borda la mezquindad de la ambición materialista y la vergüenza torpe de los respetos humanos para hacer de su existencia una vocación jubilosa y porfiada en pos de la verdad. Su pluma era como en su decir de la muleta del torero Manolete «la bandera llameante del espíritu en triunfo».

Su tránsito por las letras, simultáneo de su carrera hecha a tramos de tiempo en la Facultad de Leyes de la UNAM, le envidó en aventuras periodísticas y persecuciones políticas. A los 12 años fundó El Chinto, escrito en oposición a la tiranía del gobernador Saturnino Osorio. En 1937 fundó El Escolapio, de carácter festivo. Y en 1944 la revista Provincia. Miembro de la Federación Estudiantil queretana, en 1933 sufrió el destierro en Celaya, en 1935 ingresó a la Universidad Nacional Autónoma de México. Dirigió PROA, revista de la UNEC, Unión Nacional de Estudiantes Católicos. Cuatro obras mayores llevó a cabo. Se dicen brevemente pero qué inmenso panorama dejaron: En 1941, exactamente 12 años y un día antes de su muerte, fundó La Nación, la más importante revista modelo de la oposición política que hubo en nuestro país en el siglo XX. 2. En 1944 fue cronista de toros en el diario EL UNIVERSAL y en 1948 publicó un libro de crónicas de toros. Carlos elevó lo estrictamente taurino a la gran importancia del simbolismo de la tauromaquia y al arte de escribir sobre el arte de los toros.

En 1949 fundó la Revista de la Semana de EL UNIVERSAL, un modelo de periodismo resumido que no ha tenido repetición o comparación alguna a lo largo del siglo XX y que es una gloriosa época del periódico de EL UNIVERSAL. Y sobre todo, decidió fundar una escuela de periodismo que con los años adquirió la importancia de ser un gran centro de formación en las diversas asignaturas propias de la comunicación pública de prensa, radio y televisión. Con justicia se le llamó después de su muerte la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. Nos queda la flama viva de su espíritu presencia perenne para un México mejor.

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