Descripción
Se localiza en la región desértica de la parte norte del estado de Chihuahua, a 52 kilómetros al sur de Ciudad Juárez, sobre las vías del ferrocarril mexicano y a un costado de la carretera panamericana Cristóbal Colón. La zona del desierto de Samalayuca es considerada como uno de los ecosistemas más importantes de Chihuahua. En ningún otro sitio del estado se encuentra una región tan singular como la que se observa en este lugar. Hay especies de flora y fauna, que sólo se desarrollan y viven dentro de este medio ambiente, y no se localizan en otros territorios de la geografía estatal.
La presencia de asentamientos de población en Samalayuca se remontan a varios siglos antes de la llegada de los españoles. Aunque no se sabe con certeza quiénes fueron sus primeros habitantes, ni quiénes le pusieron el nombre de Samalayucan, se cree que los habitantes prehispánicos de origen nahoa, a su paso, ocuparon el lugar y le dieron ese nombre. En el nombre de Yuca.
Después de la llegada de los españoles, los territorios de Samalayuca estuvieron por años deshabitados, aunque eran frecuentados u ocupados de manera temporal por los apaches nómadas. Nicolás Lafora, al hablar sobre uno de los ojos de agua que hay en Samalayuca, señala que “es menester llegar a él con cuidado, pues los enemigos [entiéndase indios] le frecuentan, y al abrigo de la espesura de sus orillas, suelen sorprender y matar a los pasajeros”. De hecho es hasta el último cuarto del siglo XIX cuando se empiezan a localizar pequeños asentamientos de población. Inocente Ochoa inició la construcción de la hacienda de Samalayuca en el área cercana al lugar denominado el “Ojo de la Casa”. La actividad ganadera se desarrolló con relativo éxito; Ochoa y su socio José J. Flores criaban al ganado que abastecía de carne al rastro municipal de Ciudad Juárez. La actividad decayó en la primera década del siglo XX, durante la época revolucionaria. El origen del poblado, como tal, podemos situarlo en 1880, cuando se empezó el trazo de las líneas del ferrocarril y se construyó la estación de combustible y agua para proporcionar servicio a los trenes. Más tarde sus pocos habitantes lograron sobrevivir con la creación de un mínimo intercambio comercial con la tripulación del tren y sus pasajeros.
Sin embargo, los samalayuquenses han tenido que enfrentar su lejanía y segregación de la cabecera municipal, ni la incipiente agricultura, ni la carretera Panamericana, ni la termoeléctrica, o la cementera, los ha sacado del atraso social en que viven. Habría que agregar a ello los nuevos problemas de narcotráfico, contrabando de autos fronterizos y carros cargados de fayuca que han convertido el lugar en una franja atractiva para el personal de la garita aduanal del kilómetro 32. Incluso la existencia de la aduana les impide gozar de los beneficios o prerrogativas a la que tienen acceso los demás habitantes del municipio de Juárez.
El medio ambiente constituido por las sierras y los médanos presenta características físicas propias. Estos últimos son considerados un rico banco de materiales para su extracción; por esta razón, actualmente están siendo explotados por la empresa Cementos de Chihuahua, la termoeléctrica de la Comisión Federal de Electricidad y por los propios ejidatarios. Llanuras altas, lomeríos y serranías conforman la tipología en el paisaje, además de la gran diversidad de flora existente en la región donde convergen ecosistemas desérticos complejos. Dentro de estos sistemas se pueden encontrar más de 250 especies de plantas, cuyas familias más representativas son: Poacecae, Asteraceae, Cactaceae y Fabaceae. De estas se encuentran en peligro de extinción el cactus Echinocactus parry, localizado en la sierra de Samalayuca y Presidio, así como la especie Cordyalanthus wrightii, que se piensa sólo existe en las Dunas de Samalayuca, dentro de México.
Este medio desértico contiene una amplia variedad de plantas, como mezquite, gobernadora, hojasén, mariola, chamizo, largoncillo, acacia, cactus y nopal. También hay árboles como el palo verde y el ocotillo, además de los pastos forrajeros. Entre algunas plantas con valor ecológico se encuentran el nopal, la yuca, la cola de caballo, el sotol, la escobilla y la palmilla. Estas plantas conforman una franja de amortiguamiento entre el matorral y el pastizal de la sierra de Presidio, donde se refugia la fauna silvestre. Es necesario mencionar que la sierra de Presidio es indispensable en el proceso de formación de las dunas», ya que sirve de barrera natural contra los vientos que retornan el material intemperizado, favoreciendo con ello a la formación de montículos de dunas.