Descripción
Una monja que habitaba el Convento de Santa Rosa, fue la creadora del mole. Ella solía encargarse de la cocina y, solía inventar algunas cosas para poder diversificar el menú, por este motivo, se dio a la tarea de mezclar diferentes ingredientes, entre estos destacaban diferentes variedades de chiles, así como el chocolate, dando vida a una salsa única.
Algunas otras versiones apuntan a que el mole se preparó especialmente para el virrey Tomás Antonio de la Serna y Aragón. Se dice que cuando estuvo de visita por Puebla, fueron las monjas las encargadas de deleitarlo con un platillo novedoso.
El mole es sin duda uno de los platillos estelares de la cocina mexicana, resultado de un lento proceso culinario iniciado desde la época prehispánica y perfeccionada durante la Colonia.
En el México prehispánico había una gran variedad de alimentos elaborados con chiles de diferentes tipos; las salsas con este ingrediente eran parte del menú mexica.
Los aztecas preparaban para los grandes señores un platillo llamado mulli, que era una especie de potaje o mezcla muy compleja que incluía, entre otros ingredientes, chocolate y varias clases de chiles.
El más famoso es el Mole Poblano, creado en 1680 en la cocina del Convento de Santa Rosa, ubicado en la calle Tres Norte número 1205 de la Ciudad de Puebla de los Ángeles.
Se cuenta que, con motivo de la visita del Virrey de la Nueva España, la monja dominica Sor Andrea de la Asunción tenía que agasajarlo con un guiso de su invención.
Por orden del obispo Manuel Fernández de Santa Cruz, Sor Andrea de la Asunción debía crear un plato tan especial que el Señor Virrey quedara asombrado.
En la amplia cocina del convento, con azulejos de Talavera y grandes ollas de barro, la monja decidió resumir todos los lujos de la Nueva España en un solo platillo hecho con el espíritu del barroco poblano.
Sor Andrea de la Asunción molió varios chiles, especias traídas de Europa, chocolate, tortilla, jitomate y cebollas, entre cerca de un centenar de ingredientes, resultando una mezcla homogénea de color rojo oscuro brillante, que sirvió con carne tierna de guajolote.
No se sabe qué dijo exactamente el Virrey cuando probó un platillo tan elaborado y fantasioso, pero sí que tuvo un éxito espectacular. Desde entonces cada convento creó su propia receta de mole.
Según una antigua leyenda, mientras la inventora del mole estaba moliendo en la cocina, los deliciosos aromas atrajeron a varias monjas, que la observaban atentamente.
Una de ellas, no muy ilustrada, dijo: «Hermana, ¡qué bien mole!», provocando las risas de sus compañeras, que la corrigieron de inmediato: «Muele, hermana, se dice muele». Se decía que por ello se llamó mole a este platillo.
La anécdota es encantadora, pero la realidad es que su nombre tiene un origen prehispánico. Según la Real Academia Española, la palabra mole se deriva del vocablo nahua mulli, que significa salsa
.
En México, es una salsa espesa preparada con diferentes chiles y muchos otros ingredientes y especias o bien, un guiso de carne de pollo, guajolote o cerdo que se prepara con esta salsa.