Descripción
Dice Pitol que en unas vacaciones, solitario en una casa de campo, comenzó a escribir sus primeros cuentos. Debía de tener veintitres o veinticuatro años. Pasaba allí la convalecencia de una ruptura amorosa, tambien la primera. Se proponía odiar al mundo, pero no lo conseguía. Por las mañanas escalaba las alturas de una cordillera donde se enclavaba su cabaña. En esos paseos intentaba rodearse de una aureola romántica, decadente, aun diabólica.
Buscaba los acantilados más escabrosos, los más peligrosos, pero al llegar allí cualquier tentación tanática se disolvía de inmediato; le venían a la mente los acantilados de Devon y un viaje a Inglaterra: recorrer las mismas calles que James, la Woolf, Waugh, el doctor Johnson, Dickens, y entre ese deseo de viajar y la contemplación de un maravilloso paisaje -los bosques, algunos arroyos, una lejana iglesia del siglo XVI parecida a una fortaleza, muy cercana a un pequeño hotel donde descansaba Stravinski cuando iba a Mexico-, se adormecía largo rato en la hierba, para despues descender de la montaña, llegar, radiante de alegría, a su casa, ponerse a leer a James, Kafka, Faulkner, Borges, Rulfo, Onetti (aún no llegaba Chejov). Una noche escribió un cuento, el primero, «Victorio Ferri cuenta un cuento»,