Descripción
Una de las más curiosas especies endémicas de México por su parecido con la salamandra es el ajolote. Aunque su nombre científico hace alusión a dicho anfibio, ambos son animales diferentes.
La palabra ajolote proviene de la palabra náhuatl Xolotl, que era el nombre del dios azteca de la muerte, la resurrección y el juego.|
El ajolote es también conocido como “el pez caminante” a pesar de que es un anfibio. Este vertebrado posee una cabeza ancha y redondos ojos sin párpados, así como branquias, patas cortas y una cola con forma de aleta que le sirve para nadar. Incluso desarrolla pulmones.
Los ajolotes miden unos 23 centímetros de largo, pero pueden llegar a crecer hasta alcanzar más de 30 centímetros. Por lo tanto, tienen un cuerpo largo y delgado de color oscuro a menudo salpicado de motas color café, negro y blanco. En cautiverio viven algunos ejemplares albinos pero esta condición no se presenta en su hábitat natural.
Es una especie neoténica, lo que significa que conserva características de su etapa larvaria cuando ya ha alcanzado la adultez. Su aspecto es parecido a una salamandra que no llegó a ser salamandra, por decirlo de alguna manera.
Su distribución se limita únicamente a la zona central de la República Mexicana. Su hábitat son los lagos cercanos a la Ciudad de México y en especial, al lago Xochimilco puesto que la mayor parte de los lagos centrales ya no existen. En consecuencia, su distribución se ha visto considerablemente disminuida.
El ajolote gusta de vivir en las profundidades de las frescas aguas y entre la flora que ahí existe, a una temperatura que oscila rara vez superior a los 20 grados centígrados.
Normalmente, el ajolote permanece casi inactivo en el lecho del lago durante el día y sale esporádicamente a la superficie del agua para respirar. Al anochecer sale de su letargo y va en busca de alimento.
Los ajolotes se comunican entre sí mediante señales químicas y visuales pero esto ocurre mayormente durante el período de apareamiento. Otra forma de comunicarse se da por medio de las feromonas, también en la etapa reproductiva.
Son capaces de identificar campos eléctricos y capturar a sus presas gracias a ello y a su facilidad de detectar las señales químicas.
Es carnívoro y se alimenta de animales más pequeños que él como peces, gusanos y otros insectos que habitan los lagos. Básicamente, come cualquier cosa que pueda atrapar, lo que incluye moluscos y otros anfibios. Si está en cautiverio, el ajolote es alimentado de otros peces, lombrices y larvas de mosquitos.
Para encontrar su alimento se guía por el olfato. Para ingerirla, la absorbe hacia su estómago.
Entre los 12 y los 18 meses de edad, el ajolote alcanza la madurez sexual y por lo tanto, está listo para reproducirse.
Cuando la hembra está lista, el macho inicia el cortejo al empujar la cola en la cloaca de la hembra y ambos empiezan a moverse en círculos. Posteriormente el macho deposita en las rocas a los espermatóforos, que semejan paquetes blandos con forma de cono que contienen el esperma. Es entonces cuando la hembra recoge los espermatóforos en su cloaca y de esta manera fertiliza sus huevos.
24 horas después la hembra pone entre las rocas y plantas aproximadamente 400 huevos fertilizados que tardan en eclosionar de 10 a 14 días.
El ajolote está considerado como especie “En Peligro Crítico” por la Lista Roja de la UICN (siglas en inglés de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), debido, primordialmente, a la disminución de su hábitat natural, al comercio y a su captura para alimentación de la población humana y animal.
El peligro más grande en la actualidad radica en la contaminación del lago Xochimilco y los canales. Sin embargo, hay esfuerzos por incrementar el número de ajolotes y mejorar sus condiciones. Por ejemplo, el Parque Ecológico de Xochimilco alberga un área protegida para estos anfibios que tienen la categorización de Protección Especial por el gobierno mexicano.