Descripción
La primera mujer latinoamericana en alcanzar la cumbre del Everest nos demuestra cómo nunca perder la esperanza ante cualquier adversidad.
En el año 1999, se convirtió en la primera mujer de Latinoamérica en poder alcanzar la cumbre del Everest. Pero retomemos cómo fue el duro camino de Elsa en el proceso para poder llegar a la cima. En el año 1989 fue su primera expedición con destino a la cumbre del Everest, siendo más exactos, en la cumbre sur. Durante ese primer intento, Elsa se quedó a tan solo 98 metros de poder alcanzar la cima, pero un grave cuadro de hipoxia le impidió alcanzar la meta.
Este momento en palabras de Elsa, no fueron del todo malas noticias, sino más bien esto hizo que reflexionara sobre su vida, porque a más de 8,000 metros de altura una mala decisión puede cambiar el rumbo entre la vida y la muerte. A partir de ese momento la alpinista mexicana decidió no rendirse y no dejarse caer ante la tristeza de haber estado tan cerca. Diez años después, el 5 de mayo de 1999, Elsa finalmente logró alcanzar la cumbre de la cumbre sur del monte Everest a 8,848 metros, siendo este el punto más alto del planeta.
La historia no nada más queda en el momento de ya estar en la cumbre, en la cual Elsa comenta la increíble sensación que es estar en el punto más alto del mundo, sino también pensar en el regreso. El estar en la cima es solo la mitad del camino, la otra mitad es el descenso desde la cumbre. Algo que ayudó a poder realizar el trayecto fueron esos 10 años de experiencia después de su primer intento.
Es considerada como una de las mujeres que más ha marcado la historia del deporte en México. Superando seis veces la barrera de los 8,000 metros en cumbres, teniendo ocho expediciones al Himalaya e iniciando su carrera desde muy temprana edad escalando rocas como la “Gran Pared” en Yosemite.
Elsa nos deja una frase para enmarcar y para reflexionar: “El amor de llegar a la cima, el amor de regresar, el amor de estar entre la vida y la muerte, el amor de la familia, eso es lo que vale la pena.