Descripción
ENAMORADOS AUMENTA LAS DEFENSAS DEL ORGANISMO
- En esta etapa se producen hormonas y neurotransmisores específicos
• Hay más resistencia a los virus, incluido el de la COVID-19
Durante el enamoramiento o primera fase del amor, en los seres humanos aumentan las defensas contra cualquier microorganismo, porque se incrementa la expresión de los genes involucrados en la respuesta inmunológica.
Por ello, estar enamorado puede modificar la actividad del sistema inmune. “En esta etapa vamos a tener más defensas contra cualquier microorganismo. Si estamos enamorados y nos enfermáramos de COVID-19, por ejemplo, es mucho más probable que podamos resistir al virus”, afirmó durante la videoconferencia “Los ingredientes bioquímicos del amor”.
En términos biológicos, el amor es un fenómeno integral en donde participa todo el organismo, en el cual el cerebro y diferentes glándulas producen mensajeros químicos que se comunican entre sí.
Detalló que existen dos tipos de amor: el de pareja y el filial (maternal o paternal), ambos fundamentales para la supervivencia de las especies.
La activación de PKCα y PKCδ regula la actividad transcripcional y la degradación del receptor a progesterona en células de astrocitomas humanos: implicaciones en el desarrollo tumoral cerebral.
Explica que en este proyecto el interés se centra en desarrollar una alternativa para el tratamiento de los tumores cerebrales, particularmente los glioblastomas, para los cuales no hay un tratamiento que aumente el tiempo de sobrevivencia o mejore la calidad de vida del paciente.
Desde hace años, este grupo adscrito al Departamento de Biología de la FQ ha realizado diferentes trabajos de investigación que indican que la progesterona, una hormona esteroide sexual, favorece el crecimiento de los glioblastomas, tanto en sistemas in vitro como in vivo.
“Hemos encontrado que en los efectos de esta hormona participa una proteína, llamada receptor para progesterona. Lo que realizamos en el proyecto, con el que recibimos el premio, fue estudiar algunas modificaciones que presenta esta proteína y el impacto que tendría en el crecimiento tumoral”, señaló el universitario.
También estudia el proceso conocido como fosforilación –que consiste en añadir fosfatos al receptor para progesterona, a través de otras proteínas llamadas cinasas, en especial la cinasa c–, el cual tiene como consecuencia cambios en la actividad y en el contenido del receptor para progesterona lo que, a su vez, genera modificaciones en el crecimiento de los tumores.
“Buscamos el desarrollo de un protocolo clínico para –junto con los diferentes fármacos que se utilizan en la quimioterapia– tratar de mejorar la expectativa y la calidad de vida de pacientes con este tipo de problema”